“...los muelles son puentes, sobreviven el tiempo que los pies necesitan hasta tocar el agua, son toboganes, de lo conocido a la incertidumbre, de la tierra firme a esa otra que hay que encontrar debajo de la espuma. Lo que queda en la orilla, no por visible es más seguro, no por fijo es más cierto, no por firme es menos quebradizo, como tampoco por casualidad este libro se abre y se cierra con el verbo creer. Creer para poder dejar la primera casa, el muelle primigenio, para romper el cascarón, para salir de la crisálida, para alzar el vuelo, para ser mujer semilla, para habitar otros lugares, para descubrir otros muelles y así, otra vez, partir.”
Rocío Muñoz Vergara
